Vivimos en un mundo que cada vez va más rápido y, a veces, parece que vivimos dentro de una jinkana para llegar corriendo a todo: el trabajo, el gimnasio, la vida social, las tareas de la casa.

¿Habéis tenido alguna vez la sensación cuando os metéis en la cama y preparáis la alarma para el día siguiente de tener un gran cansancio acumulado y que los días se repiten sin haber tenido un momento para vosotros?

Una de las cosas que más me satisfacen de Teatro para la vida, entre otras muchas, es cuando mis alumnos llegan a clase agotados después de todo el día y al terminar salen cargados de energía, contentos y relajados.

Y es que ese es, para mí, el valor de un hobby. Un lugar que nos permite desconectar de lo de fuera y volver a lo de dentro. Un lugar en el que reír o llorar si lo necesito, donde sentirme libre y que me haga recuperar fuerzas y mejorar mi estado de ánimo.

Y es que todo esto lo puedes encontrar en… Teatro para la vida.

¿Te animas a romper la rutina y regalarte un espacio en el que sorprenderte cada semana?